A mi padre
Juan Pablo Cortés
Gus (Clint Eastwood) es cazador de
talentos para las ligas mayores de
Beisbol.
Recorrer las
carreteras, dormir en moteles y comer chatarra en restaurantes de paso ha sido
su vida por más de 40 años. Pero ahora solo le quedan 3 meses para que acabe su
contrato con los Bravos de Atlanta, aunque él está muy lejos de pensar en el
retiro; sin embargo tiene un par de problemas… Tiene 82 años y la vista le
falla.
Gus no
quiere operarse de Glaucoma, y tampoco le importa que quien esté a punto de
quitarle su trabajo sea un software de computadora que mide estadísticas y
predice el talento de los aspirantes a profesionales.
Porque hay
que decir que si hay un deporte en el que los números y las estadísticas cuentan, es el Beisbol… Solo que
el Beisbol no son solo números, sino coraje, paciencia y corazón.
En su último
viaje de reclutamiento lo acompañará su única hija, Mickey, (Amy Adams) una
joven y exitosa abogada que le guarda un gran rencor por haberse alejado de
ella en su infancia, y que aprovechará ese viaje para ajustar cuentas con él
… Aunque no puede negar que ha heredado de su padre
una gran pasión y terquedad.
Pero esta
película no habla en realidad de Beisbol… Ni tampoco de la pérdida de energía,
ni de la enfermedad o la soledad, o todas esas cosas que los jóvenes solemos
asociar a la vejez. Tampoco habla de las
diferencias generacionales; la sabiduría de los mayores o la impaciencia de los
novatos… Esta película habla sobre el amor a una profesión, y como el vivir
dedicado a ella jamás se convierte en rutina… Y eso es algo que solo uno advierte
cuando ha encontrado su vocación.
Gus es
terco, y sí, ya no ve nada…. Pero sí que oye, y sabe que una computadora puede
hacer cálculos pero jamás podrá tener intuición ni tampoco podrá vibrar con
todos sus sentidos un campo de Beisbol… Y no es un asunto romántico,
simplemente es, saber escuchar y distinguir como suena un bat de beisbol cuando
golpea una curva o una recta.
Saber escuchar… Esa es la gran lección
de la película.
No confiar
en los ojos porque la vista falla, y al no reconocer sus fallas engaña; porque
la mirada discrimina e inventa la verdad en la que queremos creer. Así que hay
que aprender a prescindir de lo que vemos en función de lo que escuchamos.
TROUBLE WITH THE CURVE (O el errático
título LAS CURVAS DE LA VIDA) es la última película de Clint Eastwood como actor.
Él, que había asegurado no volver a actuar para concentrarse en Dirigir, no
pudo rechazar un nuevo turno al Bat, y complacer a un amigo y colega de tantos
años, Robert Lorenz, su asistente de Dirección y ahora Director, para
entregarnos una de las más emocionantes interpretaciones de toda su carrera.
Congruente
hasta el fin, este personaje y este actor, me hacen pensar en toda la gente que
vive para trabajar, en vez de trabajar
para vivir, porque aman lo que hacen, aun cuando lo nieguen, aun cuando no
reparen en ello.
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