jueves, 16 de junio de 2011

Justin Bieber y Nobujuki Tsujii

                                                    
                                                        Alfonso Van Worden 


Con el paso del tiempo, la música clásica se ha alejado del gusto popular. Las causas de este fenómeno son múltiples y de distinta naturaleza. En este artículo, Alfonso Van Worden ofrece un acercamiento a la relación entre música clásica, música pop, y popularidad.
 

 
El pasado 19 de Mayo, el Westmoreland Times (un periódico regional de Virginia, Estados Unidos), publicó un artículo electrónico titulado: “Youth group meets with Justin Bieber and Nobuyuki Tsujii”. La noticia describe la reunión entre John V. Roos, el embajador de Estados Unidos en Japón, y un grupo de nueve jóvenes, todos provenientes de ciudades afectadas por el reciente terremoto y tsunami sufrido en Japón el pasado 11 de Marzo; en dicha reunión, el embajador aprovechó la ocasión para presentar a los nueve jóvenes afectados con el famoso cantante canadiense Justin Bieber, quien expresó su apoyo a Japón y que, por medio de la compañía disquera Universal Music, formó una asociación para apoyar la reconstrucción de las zonas afectadas.

El artículo describe que una vez finalizado el encuentro con el cantante canadiense, los jóvenes asistieron a un recital de piano privado, en el que su compatriota Nobujuki interpretó música para ellos; una vez hecha la mención de esto, el artículo electrónico cierra su edición citando las palabras del embajador:

. . . events like Justin Bieber’s visit to Japan not only lift the spirits of young people in Japan but are an important contribution to the message to the world that Japan is safe to visit and open for business. (. . . eventos como la visita de Justin Bieber a Japón, no solo levantan el espíritu de los jóvenes japoneses, sino que también son una importante contribución para esparcir en el mundo el mensaje de que Japón es un lugar seguro, se puede visitar, y está listo y abierto para los negocios).

Al terminar de leer el artículo, surge la pregunta ¿quién es Nobujuki Tsujii? No muchas personas saben que Nobujuki es un pianista japonés ciego que ganó la medalla de oro en el último concurso internacional de piano Van Cliburn, uno de los de mayor prestigio internacional con sede en Fort Worth, Texas. Su mención en el artículo abre otro tipo de cuestionamientos: ¿qué efecto tiene un evento como el recital de piano de Nobujuki Tsujii después de una visita del que parece ser el fenómeno musical de moda?, ¿qué mensaje esparce?, ¿en qué contribuye?, ¿por qué solo se menciona en una ocasión a lo largo del artículo? Las respuestas son simples: ninguno, ningún mensaje, no contribuye en nada, y solo se menciona en una ocasión porque no es necesario mencionarlo más veces. 




La frase “recital de piano privado” es evidencia de la actitud generalizada que la música clásica ha ido adquiriendo desde el siglo pasado, convirtiéndose más y más en un ritual cuyo interés por la sociedad contemporánea es completamente nulo. Nos guste o no, vivimos en una sociedad en la que Nobujuki Tsujii no puede hacer nada por Japón, y vivimos una realidad en la que las víctimas de un desastre necesitan esperar la salvación de Justin Bieber. Esto es un resultado natural de las actitudes de los intérpretes y compositores de la música clásica, quienes se mantienen al margen de todos los eventos que acontecen en el mundo contemporáneo, desinteresados por acercarse al público, y obsesionados por fomentar una actitud elitista y desconsiderada hacia un potencial mercado de consumidores. En este contexto ¿qué clase de impacto espera causar en el mundo de hoy la música clásica?

A pesar del gran esfuerzo de Nobujuki, los pre-screenings, las innumerables eliminatorias, las audiciones, y finalmente el reconocimiento durante la edición 2009 del concurso Van Cliburn, lo único que queda es el impacto que éste causa en un público minoritario; un público que responde a las actitudes de los intérpretes y constantemente observa con mirada agresiva a las personas que aplauden entre movimientos de obras extensas, que corrige la pronunciación de apellidos de compositores extranjeros, que no quiere sumar más piezas a su lista de obras consagradas, y que se ofende ante la curiosidad del público, que aquel que,  en un futuro, puede determinar la sobrevivencia de la música clásica y el olvido de Justin Bieber.



Supongo que el 99% de los lectores esperaba un ataque en dirección contraria. A fin de cuentas vivir en un mundo donde Justin Bieber tiene capacidad política es realmente escalofriante, pero si los ataques al mundo de la música clásica no provienen del mismo entorno, nadie más los hará…eso queda claro. Sin embargo, es posible una visión optimista del mundo: no todo está perdido, aún tenemos hasta el 2012 para restablecer  el contacto con el público, aunque no será una tarea sencilla; a pesar de que los extremismos estén de moda en el arte, recordemos que el darle concesiones al público no significa abaratar la música.

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