lunes, 30 de mayo de 2011

Another Year

                                           Diego Alva Peniche


Las cuatro estaciones del año simbolizan el despiadado paso del tiempo en las vidas de cuatro londinenses. Aquí un acercamiento a la más reciente película de Mike Leigh.


El tiempo es la condición y espacio para la existencia, ¿lo ocupamos o este se ocupa de nosotros?, mientras escribo estas líneas este no deja de avanzar y una vez dejado atrás es inútil recuperarlo, para bien o para mal. El cine hace del tiempo su materia prima, del tiempo que está atrapado en el dispositivo tecnológico, del tiempo que al correr el film y estar en contacto con su espectador siempre es presente y mágico.





Another Year (2010), es una historia que desde su título refiere al tiempo como un espacio para la situación que en ella se enmarca, contada de manera lineal y dividida en  cuatro capítulos nombrados por las estaciones del año. Tom y Gerry son un matrimonio maduro, Gerry trabaja de consejera, en un centro de salud londinense, mientras que Tom es un ingeniero geólogo (una profesión que tiene que ver mucho con el tiempo), los dos disfrutan lo que el paso de los años les ha dejado en su vida, siendo conscientes y disfrutando la etapa que están experimentando. Es ese tipo de pareja la cual es apreciada  por la gente cercana a ella, como las amistades y familiares de ambos, las cuales no tuvieron las misma fortuna, debido a la soledad y rutinas destructivas en las que están inmersas, propias de una sociedad capitalista en crisis como es la inglesa. En un tono realista, tan bien desarrollado por la cinematografía inglesa desde hace más de 60 años, alejado de las fórmulas melodramáticas norteamericanas, el experimentado  Mike Leigh nos introduce de manera precisa al mundo de sus personajes, mundos opuestos, llenos de pequeños detalles  de esos que le dan sabor a la vida.




El film es una oda a los ciclos y los procesos, se siente como un trabajo muy personal del director y sus preguntas existenciales que aquejan en este momento de vida. Ken el amigo de Tom, un tipo solitario, alcohólico y comedor compulsivo, se reprocha que el mundo les pertenece a los jóvenes, sin acordarse de que él fue joven, lo cual es replicado  por el  matrimonio, que son conscientes de que la vida nos da siempre  la oportunidad de desarrollarnos, con base a las decisiones que tomemos, como individuos en tiempos específicos de nuestro existir.

El mundo de las apariencias, un mundo soportado por endebles valores y seductoras válvulas de escape, como el caso de Mary, la intensa y confundida amiga del matrimonio, incapaz de ser feliz por su propia desgracia y amparada por su british way of life: una rutina monótona, estable y cómoda, comida take away, vacaciones en España y una cantidad de razonable de alcohol. Es en ella que al paso de la película va tomando un protagonismo importante, del conflicto y tema existencial de Another Year.  Es ahí, donde las películas de Leigh tienen cierta particularidad y estilo autoral, en las emociones y las situaciones que contienen, en donde no hay un guión, en el sentido clásico, cuando se comienzan a rodar, películas de personajes, mismos que Leigh construye meses antes junto con los actores  que los interpretaran para después  captar en la totalidad de la filmación emociones por medio de dinámicas de improvisación.  

Adentrarse a la filmografía de Leigh, una filmografía vasta y exitosa, es ante todo ser partícipes de mundos de gente común, de clases trabajadoras, de su retrato y  de su  infelicidad que en ella  quizás está la certeza a muchas de nuestras preguntas acerca de los tiempos que estamos viviendo como sociedad global. 



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